A 50 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN CUBANA, A 15 DEL ALZAMIENTO ZAPATISTA PERSPECTIVAS SOCIALISTAS Y LIBERTARIAS PARA AMÉRICA LATINA
Cuba y la izquierda latinoamericana
Un día como hoy de hace 50 años, el Movimiento 26 de Julio y sus aliados entraban en La Habana y ponían fin al gobierno de Batista. Ese día se cerraba una etapa y se abría otra en la vida de Cuba, pero también en el continente. El triunfo de los insurgentes suscitó de inmediato una amplia corriente de simpatía en los sectores progresistas de toda América Latina. Pronto se convirtió en una esperanza y en una bandera de agitación. La Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) se encargó de organizar ese entusiasmo y de trazar un programa de acción revolucionaria que extendiera el ejemplo cubano a todo el continente, además de prestar ayuda de todo tipo para su sostén. A raíz de la revolución cubana surge una "nueva izquierda" latinoamericana, diversa de la que había sido ampliamente hegemónica hasta ese momento, la que cifraba todas sus esperanzas en el acceso al socialismo por la vía parlamentaria a través de partidos o coaliciones electorales. En algunos países la renovación surgió del seno de estas mismas formaciones, en muchos lo hizo a través de organizaciones nuevas, en otros no se llegó a materializar en una opción con apoyo de masas. Pero el cambio de mentalidad operado en el seno de la izquierda y la introducción de nuevos puntos en su agenda sobre los que había que tomar partido en uno u otro sentido, fue evidente.
Lucha armada y movimiento popular
La lucha armada fue uno de esos puntos novedosos dentro del debate amplio en el seno de la izquierda. Comienza a ser una posibilidad a tener en cuenta para sectores cada vez más amplios, que consideran la vía legalista impracticable o superada y buscan una Sierra Maestra dentro de sus fronteras nacionales. El modelo para llevarla a cabo fue por lo general, con distintas adaptaciones, el expuesto por Ernesto "Che" Guevara en su manual sobre la guerra de guerrillas: la creación por los revolucionarios de un foco guerrillero que mediante su actividad armada crearía las condiciones para la revolución y dirigiría el proceso, expandiéndose desde el mundo rural y agreste (donde su operatividad sería mayor) hacia las ciudades (consideradas un sumidero de recursos y terreno donde el enemigo tiene ventaja). El pueblo organizado tendría un papel secundario, subordinado, dentro del plan operativo y de la lucha por el socialismo, contemplado éste como un proceso que comienza tras la conquista del aparato del Estado capitalista por los insurgentes. Éste fue el modelo seguido, bien es cierto que con numerosos matices y alguna que otra excepción, por los movimientos armados que se extendieron desde el Río Bravo hasta Tierra de Fuego. Una de esas excepciones fue la representada por la Federación Anarquista Uruguaya (FAU). Su estrategia para el periodo en el país, caracterizado por la ilegalización de las organizaciones revolucionarias y unas fuertes medidas de excepción contra el movimiento obrero, la expuso en un documento interno llamado "COPEY", en el que rechazaba el papel de vanguardia y sustitucionista de las organizaciones revolucionarias y de la lucha armada y asignaba a éstas, por el contrario, un papel de apoyo a los conflictos de los trabajadores, que serían quienes llevaran, desde sus organizaciones de clase, el peso de la lucha contra la patronal y marcaran los ritmos, construyendo desde abajo instancias de poder popular hacia una sociedad sin privilegiados ni parias: el comunismo libertario.
Ascenso de masas, represión y reordenamiento capitalista
Dicha formación y muchas otras se desarrollaron en un fuerte período de ascenso en la conciencia y en la organización de los sectores populares, promoviéndolos y al tiempo alimentándose de su avance, de manera bidireccional y no exenta de tensiones. Organizaciones de trabajadores, de estudiantes, de vecinos, campesinas, indígenas, de intelectuales, se extienden por toda América Latina. Se había puesto en marcha un proceso de colosales proporciones que fue percibido como una amenaza tanto por las burguesías nacionales como por los intereses norteamericanos en la región. Su respuesta llega en forma de declaraciones de estado de sitio, suspensiones de las garantías constitucionales, represión contra el movimiento obrero y la militancia social y de izquierda: reestructuración política y social generalizada para acabar, tanto física como culturalmente, con el activo acumulado por las clases populares.
La marea revolucionaria es frenada a sangre y fuego, la "pax americana" se impone en los años 80 liquidando la experiencia nicaragüense y cauterizando el peligro de expansión por Centroamérica. En esos años la lucha popular no paró, pero tras la "revolución conservadora" capitaneada por Reagan y Thatcher, los triunfos contrarrevolucionarios y el final de la "Guerra Fría" con la victoria de uno de los bloques en disputa, los amos del mundo se las prometían muy felices a principios de los 90 y auguraban un utópico "fin de la historia" en el que un capitalismo perpetuo e incuestionado proseguiría una continua marcha ascendente hacia el infinito. No hace falta ni decir, y menos en estos momentos de grave crisis capitalista, que se trataba de una completa falacia.
Y en ésas llegó Chiapas...
Otro 1 de enero, pero de 1994, vuelve a marcar un antes y un después en la izquierda latinoamericana. Hasta entonces, el referente en el continente era en solitario Cuba; la organización destinada a hacer la revolución, el Partido Único de tipo marxista-leninista; el socialismo era entendido exclusivamente como estatización. Todo esto con todos los matices que se quiera, porque las prácticas comunitaristas, sindicalistas de base, de construcción horizontal, nunca han dejado de estar presentes en la lucha de los oprimidos de América Latina y en algunos momentos han tenido una importancia capital, aunque compartida con otras expresiones más en la línea del marxismo-leninismo o de la socialdemocracia. La irrupción de los zapatistas volvió a poner en la agenda política del continente la revolución social y esta vez con caracteres eminentemente libertarios. A partir de entonces hay un nuevo paradigma, una nueva luz de esperanza para los pueblos americanos: Chiapas. Y sus modos de hacer y su discurso comienzan a disputar la hegemonía en el campo popular a las prácticas verticalistas. El "argentinazo" marca otro hito, también las guerras del agua y del gas en Bolivia y los movimientos indígenas que mirándose en el espejo chiapaneco se extienden por toda la América Morena. A Estados Unidos se le abren numerosos frentes por todo el mundo y, ocupado en su papel de "gendarme universal", empieza a descuidar su patio trasero, por donde comienzan a abrirse grietas. Surgen gobiernos nacionalistas de variada tipología, composición y base social y movimientos de los de abajo que cuestionan con su organización y su lucha el papel de postergación y miseria al que han sido condenados por el modelo. La izquierda revolucionaria del continente empieza a recuperarse de los mazazos recibidos en los 70 y los 80, y lo hace con una nueva fisonomía, ganando en fuerza las prácticas en la tradición comunitarista y libertaria.
América Latina hoy y los comunistas libertarios
El nivel organizativo, el peso social, la horizontalidad, la independencia, la capacidad transformadora, la tradición de lucha y el imaginario de los movimientos populares, así como la composición social y la correlación de fuerzas varían mucho de un país a otro, por lo que sería largo analizar la situación país a país y extremadamente complejo componer un retrato de conjunto que fuera útil para trazar una estrategia de conjunto para la región. Nos limitaremos a esbozar unas breves pinceladas sobre algunos aspectos nacionales que nos parecen relevantes en las luchas de los pueblos por el socialismo y la libertad. En Argentina, Brasil y Chile los movimientos populares tienen que vérselas con gobiernos llamados de izquierda pero que gobiernan para los de arriba y reprimen como la derecha... desocupados, sin tierra y mapuches, respectivamente, siguen estando en la primera línea de las luchas; en Colombia se está configurando un amplio movimiento social que se crece ante la crisis del uribismo; en Bolivia se está viviendo, tras el ascenso de las luchas en los últimos años, una preocupante cooptación de los movimientos populares por el reformismo del gobierno, cosa que también está teniendo lugar en Ecuador, donde son los pueblos originarios los que aportan mayor impulso; en Venezuela los sectores y las prácticas clasistas avanzan pero no consiguen disputar la hegemonía del PSUV sobre las masas y articular una amplia franja de movimiento obrero independiente; en México hay un rico mosaico de resistencias populares; en Centroamérica la lucha contra los TLC ha reavivado la contestación a las políticas imperiales… Podemos estar seguros de que los oprimidos de América Latina tienen aún mucho que decir. Nos quedan por ver muchas Lacandonas, argentinazos, guerras del agua y del gas, huelgas, marchas del hambre, consejos comunales, piqueteros, mingas, sindicatos clasistas, asambleas populares... con ésos y con otros nombres, rostros y paisajes. Numerosos procesos siguen abiertos en todo el continente y otros nuevos se abrirán, son millones quienes no se resignan a un presente y un futuro de postración y siguen luchando por abrir caminos hacia una sociedad justa. Hoy como ayer, los comunistas libertarios debemos levantar las banderas de la independencia de clase de las organizaciones sociales. Afirmar la necesidad, para el asentamiento y el avance de las conquistas populares, de que el proceso de transformaciones hacia el socialismo sea conducido por los de abajo. Seguir promoviendo activamente, en definitiva, la construcción de un pueblo fuerte frente a sus explotadores y opresores, capaz de sepultar al capitalismo y dar paso a una sociedad sin clases.
Saludamos el nuevo año y enviamos un cálido abrazo a quienes en América Latina y en todo el mundo no se resignan a la vida de privaciones y de servilismo a la que condena a las mayorías un sistema injusto e inhumano como es el capitalista y se organizan y pelean por una vida digna para todos.
¡ARRIBA SIEMPRE LOS QUE LUCHAN!
Comunistas libertarios desde el estado español
1 de enero de 2009
Revolución Cubana 50 años
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